Sin perder el norte, entre valles y acantilados; entre volcanes y laderas; entre la calidez de sus gentes. En un lugar de mi isla, de cuyo nombre sí quiero acordarme -entre Arucas y el Teide- el Norte también existe.
Sin perder el norte, entre valles y acantilados; entre volcanes y laderas; entre la calidez de sus gentes. En un lugar de mi isla, de cuyo nombre sí quiero acordarme -entre Arucas y el Teide- el Norte también existe.