Por V. P
Infancia. Pueblo. Las calles pequeñas y las casas blancas, azules y amarillas.
Otoño. Río. Naturaleza. La tierra se cubre por una espesa alfombra de hojas.
El día estaba muy soleado con aire fresquito después de la lluvia.
Barquitos de papel se alejan navegando a lo lejos, cada uno con su nombre simple, asimilado del libro favorito.
Botas de goma y abrigo ridículo con capucha.
Resbaladiza orilla del río. El agua fría ya estaba hasta la cintura.
Afónica, miedo, pánico… Las manos se deslizaron por el barro.
La mano, bien conocida, cogió la capucha:» ¡Todavía no sabes nadar!»
Gracias mi querida hermana por guardar mi vida.