Voces del mundo #6 (Egipto)

Por Elia Ragy

Yo vivía en un país considerado uno de los mayores baluartes de los misterios del pasado. Un lugar lleno de recuerdos de un “ayer” lejano, de miles de años. El país de las pirámides.

No obstante, el pueblo siempre ha estado al margen de los libros de “Historia de Egipto”.

Algunos jóvenes se van a otros países; abandonan el nido familiar para conocer el resto del mundo. Sueñan con hallar un país donde poder trabajar y formar una familia.

Comencé a soñar con otros lugares, otras costumbres, otros idiomas …

Un día, a pesar del dolor de mi familia, me subí en un pájaro de metal, con temor pero, a la vez, con la alegría de ver que mi sueño comenzaba.

Nunca había salido de Egipto. Estaba feliz y, a la vez, temeroso.

Fue así como, pasando por Madrid, llegué a Gran Canaria. Todo era diferente para mí.

Mas, poco a poco, fui conociendo personas que alegraron los comienzos en un lugar tan lejano.

Al principio, me comunicaba en inglés con la gente, pero el español es una lengua tan maravillosa, que me enamoré de sus sonidos. Así fue como comencé a hablar una lengua nueva para mí.

Me animé y me matriculé en la Escuela de Idiomas. Allí, los profesores han logrado que el español sea un idioma que domino. La lengua de Cervantes es tan rica que necesitas tomarte tu tiempo para hablarla con fluidez.

Por otro lado, me encanta esta isla con sus bellos montes y sus roques, que la niebla cubre al atardecer. Y, si el día es claro, te permitirá ver desde la cumbre al gigante titánico (situado en Tenerife). Lo verás, como entre sueños, mostrando su poderío, su belleza irrepetible. Así, de lejos, en ese sueño de belleza, contemplarás anonadado como las nubes parecen alzarlo en su trono por encima del mar.

Tierras de fuego, de volcanes: tierra, mar y fuego: las islas Canarias.

Si, desde la cumbre, miras hacia abajo, contemplarás el inmenso océano Atlántico que, como un dios, abraza a sus amadas islas, mimándolas como un padre amoroso.

Un padre que invita a los hombres a surcar sus límpidas aguas con sus pequeños barcos.

Van en busca de la “cosecha” que les será regalada. Pero, a veces, no sin luchar con olas caprichosas que juegan a su alrededor. Y el viento aparece sonriente, moviendo el pequeño barco acá y allá. “¡Quién estuviera en el muelle!”, pensarán los pescadores. Hombres valientes, curtidos sus rostros por mil tempestades; las manos ensangrentadas tras años tirando de las redes, tomando el “pan” que el mar les prometió; el corazón palpitando …, “Quizá hoy fue un mal día”.

A veces, algunos no regresan.

Estos hombres bravos, al llegar a casa sonreirán a sus familias. La TRISTEZA no es para estos titanes, que día a día se juegan la vida, para que NADA les falte a los suyos.

Tierra de GIGANTES, de hombres valientes; de mujeres SABIAS que saben cómo atravesar las “nubes negras” cuando aparecen en sus vidas.

Se que existen otros muchos profesionales indispensables: médicos, profesores, panaderos, abogados, etc. Mas, me rindo ante estos hombres valientes y luchadores. Siento admiración y respeto.

Voces del mundo #5 (Vietnam)

Por V.T.N.

Un día paseábamos
mi sombra y yo
por la playa y hablábamos.
Le dije:
«Me siento mal,
creo que estoy perdida.
Quiero volver a casa,
echo de menos,
a mis amigos y a mi familia.
Sabes que aquí me siento sola
¡Mira, mira, amiga!
Estoy solita,
quiero volver a casa,
quiero volver a casa»

Dio un profundo suspiro y me dijo:
«¡Tranquila,tranquila, amiga!
Siéntate en una cafetería,
tómate un americano,
mira a todo el mundo
y no pienses en nada.

¿Ves la sonrisa de esa mujer
tomando el sol y mirando
como su hija juega con su papá?

¿Ves a ese hombre
leyendo un libro?
No sé si es interesante,
pero estoy segura que le trae la paz.

¿Ves ese grupo de música?
Los llaman grupo de música de la calle,
pero sé que tú ves un grupo de música de la familia.

¿Ves a esa pareja mayor
cogidos de la mano?
Andando poco a poco
hasta el fin de nuestra vista,
hasta el fin de su vida.

¿Ves a esos niños
tirando al suelo unos bizcochos?
Una paloma gorjea,
su bandada aparece inmediatamente
comiendo y haciendo cumplidos:
«¡Muy buenos, muy buenos!»
Me pregunto quiénes: ¿los bizcochos o los niños?

¡Vamos!
¡Vamos a la playa otra vez!
Y vamos a hacer yoga…

Cierra los ojos,
siente los sonidos de la vida:
el viento, la música, los canarios, las olas…
Ahora piensa en los bonitos recuerdos.
¿Recuerdas a Becca, a Linda y a su papá?
¿Recuerdas a Patricia, a Indira y a Juan?
¿Recuerdas a tu profesora y tus amigos de la clase?
¿Qué te parecen?
Todos de ellos te ponen contenta, ¿no?

¡Oye, amiga!
Tendremos algunos momentos duros en la vida,
es inevitable.
Yo sé que estás perdida.
Echas de menos a nuestra mamá, yo también.
Echas de menos a nuestros amigos, yo también.
Quieres volver a casa, yo también.
Pero si volviéramos, solo seríamos las niñas
que no podrían crecer jamás.
Nosotras somos las mejores amigas.
Yo soy quien mejor te entiende a ti.
Por eso sé que puedes estar contenta de nuevo.
Tenemos una vida propia.
¡Descúbrela y disfrútala a tu manera!
Un día, en cuanto mires al pasado,
te darás cuenta de esto:
«Cuando te quedas en un sitio, ese sitio es solo un sitio,
pero cuando te marchas, ese sitio es tu alma»
¡Sé feliz!»

Voces del mundo #4 (Brasil)

Por K. Cristina

He venido a vivir en España para mejorar mi situación laboral y económica, y gracias a la amabilidad de unos buenos amigos me surgió la oportunidad de mudarme aquí. En un principio tenía la opción de irme a Londres también, pero como los amigos que vivían allí tenían previsto volver a Brasil en pocos meses después de que yo llegara, elegí venir a España sobretodo por el idioma.

Viví en Fuerteventura unos ocho meses, período en el que tuve que aprender muy rápido el idioma, pero no terminaba de adaptarme, luego me trasladé a Gran Canaria, porque me gustaba más, y era lo más parecido a mi ciudad.

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Vivo en Gran Canaria desde hace catorce años. Para mí es una ciudad muy tranquila, ofrece todos los servicios que necesitamos, tiene una amplia variedad de opciones de ocio, preciosos parajes naturales que podemos disfrutar, luego el clima y el mar completan su belleza.

Una vez superada la temida fase de adaptación, he podido centrarme en mis objetivos iniciales. Mis expectativas de cuando vine a vivir aquí eran de lo más comunes: tener trabajo, tener casa propia y una estabilidad financiera. Afortudamente se han cumplido una parte importante de ellas, y todavía me quedan algunas por cumplir, a las que se suman otras que han ido surgiendo a lo largo de esos años.

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Obviamente la diferencia entre Gran Canaria y Cuiabá, mi ciudad natal, es el clima; mi ciudad es una de las más calurosas de Brasil, debido a su posición geográfica, atrapada entre valles y a 120 metros sobre el nivel del mar. La temperatura media en los meses sin lluvia oscila entre 37º C y 43º C.

Aunque que Cuiabá duplica a Gran Canaria en superficie, las dos tienen más o menos el mismo número de habitantes, lo que me hizo sentir más familiarizada. Sin embargo, la única queja que tengo de aquí son las molestas calimas que azotan nuestros aires a menudo.

Lo que más echo de menos de mi país es reunirme con mi familia, las barbacoas, salir con mis amigos a los bares con música popular brasileña en vivo, o simplemente coger el coche para ir a visitarlos…

En el futuro me gustaría que mi familia viniera a vivir aquí, sobretodo por la seguridad, y por la relación entre el coste y la calidad de vida, hecho sobre el que no puedo evitar hacer comparaciones. Siempre les estoy contando lo enriquecedora que fue para mi esta experiencia, todo lo que he mejorado y aprendido, y lo que he conseguido al haberme atrevido a venir a un país extranjero, pero todavía no he obtenido resultado positivo, porque ellos son muy reacios a un cambio de vida tan radical, pese a ello, seguiré insistiendo y «a Dios rogando y con el mazo dando».

Voces del mundo #3 (Gran Bretaña)

Por Melanie

Soy una «británica» de 64 años, casi jubilada. Pongo británica entre comillas porque llevo tantos años viviendo fuera de Inglaterra, en distintos países, que me considero más bien una persona «mundial».

Vine a Gran Canaria buscando aventura y para escapar del frío y de esas noches que empiezan a oscurecer a las cuatro de la tarde en invierno. El hecho de estar tumbada bajo el sol en Navidad en la playa de Las Canteras ya significaba haber encontrado un paraíso y ese fue el comienzo de una vida nueva, sin darme cuenta en ese momento de que terminaría viviendo aquí.

Aunque he trabajado en varios sectores, tuve la gran suerte de encontrar un trabajo en un centro de enseñanza internacional. A través del trabajo conocí a personas de muchos países. Esa gente junto con unos canarios especiales ahora son como mi familia aquí.

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Ciertas costumbres me extrañaron y me molestaron al principio. En primer lugar, la gran cantidad de burocracia que pedían para todo y en segundo lugar, cómo con una sonrisa y un tono de voz convincente me decían «mañana» pero en realidad raramente era así.

Me llamó la atención escuchar, casi en cada frase, palabras como «mira», «vale», «mi niña» o «coño» y que cada despedida fuera un «vaya con dios». Me «ofendía» que los hombres nos dijeran piropos a todas en cualquier momento. Después lo veía con gracia. No tardé mucho en asimilar esas diferencias, entre muchas otras más.

A la vez, me encantaba la flexibilidad, la comprensión, la alegría y la amabilidad de la gente canaria.  Por ejemplo, me viene a la memoria cuando me detuvieron por no tener los papeles en regla. Expliqué al comisario que la semana siguiente venía mi hermano de vacaciones y pedí que me pospusiera mi expulsión. Me regañó por haberle tuteado, sin embargo, a continuación selló mi pasaporte para unas semanas más.  También me acuerdo cuando una vez de caminata en el campo, el chófer de un autobús paró en medio de la carretera para ver si queríamos subir para volver a Las Palmas. No era una parada oficial, ni nada. No puedo dejar de mencionar que muchas veces al visitar el hogar de un canario, no solo nos dio la bienvenida sino nos ofrecía un plato de comida y siempre había de sobra.

Al principio echaba de menos productos típicos de mi país como el té inglés o el «Bisto» para hacer la salsa con el rosbif, añoraba los programas de humor de la tele inglesa, los documentales de la BBC, la puntualidad e incluso las ordenadas colas para esperar turno y, como no, el inglés, mi idioma materno, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que esas cosas más bien eran un vínculo psicológico.

Hoy en día me siento una más aquí y lo único que echo en falta es la familia y amistades.

Voces del mundo #2 (Rumanía)

Por Dana Szasz

Mi intención no es hacer ruido, eso ya lo hicieron mis «queridos» compatriotas hace más de quince años, una vez que descubrieron las riquezas y la generosidad de este país. Yo prefiero pasar desapercibida. Los rumanos encontraron en la España de los años 2000 un buen destino para emigrar. Había mucho trabajo entonces en la construcción, en la agricultura y en el sector de la hostelería, había buenas condiciones de vida y un buen sueldo.
No es ese el motivo que me trajo a mí a esta bonita isla.
Una mañana desperté harta del invierno, de cortar la leña para calentar mi gran casa que estaba a punto de perder. Hablando con mi hija, decidimos que ya era el tiempo de encontrar un lugar con menos de cuatro estaciones y donde el invierno durara menos de siete meses. Me acordé de que una vez había leído que Gran Canaria tenía el mejor clima del mundo. No tardé mucho en hacer las maletas. Mi hija se fue a la Universidad y yo hacia el aeropuerto más cercano.
Llegué a Las Palmas en 2011 y hasta hoy puedo decir que no me arrepiento de haber tomado la decisión de vivir aquí. Puedo decir sinceramente que se me han cumplido la gran mayoría de mis expectativas. He ganado mucho en calidad de vida, en cultura, medioambiente en estos casi seis años que llevo aquí. Tengo un proyecto a largo plazo y tengo mi propio piso.

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La crisis se refleja principalmente en el trabajo, o mejor dicho en la falta de trabajo. Nos enfrentamos al mismo problema muchos de los que vivimos aquí. Por eso hay que ser creativo, buscar los nuevos trabajos que aparecen con los nuevos inventos y descubrimientos, mantener el mismo paso que la tecnología, y después, cada uno con su destino.
Con respecto a los isleños, la gran mayoría es buena gente que normalmente se comunica muy bien con los extranjeros. A mí en concreto me han ayudado más los nativos que mis propios compatriotas. Casos aislados de racismo hay, pero yo diría que es más envidia que otra cosa. No es algo generalizado.
Con el paso del tiempo he descubierto que me he convertido en una canaria auténtica. He adoptado mucho de gastronomía local, muchos hábitos que por cierto al principio me parecían bastante raros. Puedo decir que ahora soy mucho más abierta mentalmente. No es que haya perdido mi identidad, todo lo contrario, soy la misma persona pero he descubierto que tengo la capacidad de adaptarme a todo que pueda surgir en mi vida. Puedo aceptar el cambio.
No sé con certeza si me voy a quedar aquí para siempre, pero estoy muy agradecida por todo lo que me ha aportado hasta ahora el hecho de vivir aquí, en esta isla. Las personas que me han apoyado, mis buenos amigos de aquí, tienen un gran mérito por todo eso.

Voces del mundo #1 (Alemania)

Desde hace un tiempo vivo aquí. Me gusta estar aquí por su clima y su gente. Me gusta la playa, el sol y el mar y también hablar con la gente.

Como en todo el mundo hay personas amables y desagradables. He hecho conocidos y amigos, la mayoría son españoles y algunos son de otros países.

Las costumbres, la cultura y la comida son un poco diferentes a las de mi país, pero esto es normal si estás en otro lugar. Y también es interesante conocerlas.

Sí, desde mi punto de vista es importante aprender el idioma del sitio donde estoy.

En general la gente aquí está más relajada que en mi país. Desde mi punto de vista esta manera de actuar siempre se encuentra en países donde hay más sol y calor.

Pero el sol no puede esconder que aquí hay problemas; por ejemplo, hay más problemas económicos que en mi país. El paro es muy alto.
Deseo a la gente que su futuro mejore.