Por Elia Ragy
Yo vivía en un país considerado uno de los mayores baluartes de los misterios del pasado. Un lugar lleno de recuerdos de un “ayer” lejano, de miles de años. El país de las pirámides.
No obstante, el pueblo siempre ha estado al margen de los libros de “Historia de Egipto”.
Algunos jóvenes se van a otros países; abandonan el nido familiar para conocer el resto del mundo. Sueñan con hallar un país donde poder trabajar y formar una familia.
Comencé a soñar con otros lugares, otras costumbres, otros idiomas …
Un día, a pesar del dolor de mi familia, me subí en un pájaro de metal, con temor pero, a la vez, con la alegría de ver que mi sueño comenzaba.
Nunca había salido de Egipto. Estaba feliz y, a la vez, temeroso.
Fue así como, pasando por Madrid, llegué a Gran Canaria. Todo era diferente para mí.
Mas, poco a poco, fui conociendo personas que alegraron los comienzos en un lugar tan lejano.
Al principio, me comunicaba en inglés con la gente, pero el español es una lengua tan maravillosa, que me enamoré de sus sonidos. Así fue como comencé a hablar una lengua nueva para mí.
Me animé y me matriculé en la Escuela de Idiomas. Allí, los profesores han logrado que el español sea un idioma que domino. La lengua de Cervantes es tan rica que necesitas tomarte tu tiempo para hablarla con fluidez.
Por otro lado, me encanta esta isla con sus bellos montes y sus roques, que la niebla cubre al atardecer. Y, si el día es claro, te permitirá ver desde la cumbre al gigante titánico (situado en Tenerife). Lo verás, como entre sueños, mostrando su poderío, su belleza irrepetible. Así, de lejos, en ese sueño de belleza, contemplarás anonadado como las nubes parecen alzarlo en su trono por encima del mar.
Tierras de fuego, de volcanes: tierra, mar y fuego: las islas Canarias.
Si, desde la cumbre, miras hacia abajo, contemplarás el inmenso océano Atlántico que, como un dios, abraza a sus amadas islas, mimándolas como un padre amoroso.
Un padre que invita a los hombres a surcar sus límpidas aguas con sus pequeños barcos.
Van en busca de la “cosecha” que les será regalada. Pero, a veces, no sin luchar con olas caprichosas que juegan a su alrededor. Y el viento aparece sonriente, moviendo el pequeño barco acá y allá. “¡Quién estuviera en el muelle!”, pensarán los pescadores. Hombres valientes, curtidos sus rostros por mil tempestades; las manos ensangrentadas tras años tirando de las redes, tomando el “pan” que el mar les prometió; el corazón palpitando …, “Quizá hoy fue un mal día”.
A veces, algunos no regresan.
Estos hombres bravos, al llegar a casa sonreirán a sus familias. La TRISTEZA no es para estos titanes, que día a día se juegan la vida, para que NADA les falte a los suyos.
Tierra de GIGANTES, de hombres valientes; de mujeres SABIAS que saben cómo atravesar las “nubes negras” cuando aparecen en sus vidas.
Se que existen otros muchos profesionales indispensables: médicos, profesores, panaderos, abogados, etc. Mas, me rindo ante estos hombres valientes y luchadores. Siento admiración y respeto.