Vivir en Las Palmas para mí es como vivir en mi segundo hogar debido a la cercanía y los vínculos que siempre ha tenido Canarias con el Sáhara.
Mes: marzo 2017
Voces del mundo #21 (Italia)
Por Provvidenza Farruggia
Yo no soy una inmigrada.
El océano me circunda, pero también yo llego del mar.
La isla es una condición de la existencia que devuelve líquidos los confines, precipitándolos en un espacio necesariamente libre y abierto, en el que las identidades crean valores, los valores son universales y dan sentido a la Historia.
Yo no soy una inmigrada.
Soy una persona que quiere flotar, llevar las raíces de la justa vivencia donde sea que pueda elegir el terreno más apto en el que reponerlas.
Hacer brotar las semillas milagrosas de una consistencia que toma cuerpo en el generoso cambio con otras consistencias, con las que construir un sentir confiado y cooperativo que ponga en relación profunda cada aspecto de la vida con el Todo.
Yo no soy una inmigrada.
Soy una persona que quiere pensar, ir, elegir si pararse, sentir que la Tierra es una casa para todos, donde los confines son agua que inunda la tierra, que no puedes poseer, sino empeñarte en compartir.
«Soy un ciudadano, no de Atenas o de Grecia, sino del mundo.»
Sócrates
Voces del mundo #20 (China)
Por Yimei Jian
Yo llegué hace muchos años a España con mi familia. Habia estado en muchas ciudades de España. Por ejemplo, en Barcelona, Málaga, Servilla, Jerez, etc. Pero cuatro años antes de habernos traslado a Las Palmas había dedicido que quería vivir aquí.
Me gusta estar aquí por su clima y su gente. Me gusta la playa, el sol y el mar. La ciudad no es tan grande y entonces es muy fácil para vivir. Como en todo el mundo hay personas amables y desagradables. He hecho conocidos y amigos. Las costumbres, la cultura y la comida son muy diferentes a las de mi país. Pero esto es normal si estás en otro lugar y también es interesante conocerlas. Para mí es importante aprender el idioma. En general la gente aquí está más relajada que en mi país . La gente sabe cómo disfrutar su vida.
Voces del mundo #19 (Japón)
Por Masao Kitazawa
A las 12 del mediodía, con fecha 15 de agosto de 1945, terminó la Segunda Guerra Mundial, al menos por parte de Japón. Japón había perdido. Yo nací casi un año más tarde, el día 5 de junio de 1946, de entre la montaña de cenizas que cubría el país, al lado de un lago que se llama “Suwaco” en el centro de “Honshu”, la isla principal.
Tuve suerte, mis padres y dos hermanos mayores -un hermano y una hermana-sobrevivieron a aquella lamentable guerra, sin embargo, perdí a la mayoría de los parientes. Con los ojos llenos y arrasados por las lágrimas derramadas, hablaban mis padres despacio y repetidas veces, sobre un tío que murió por hambre y una tía con tres niños pequeños, todos muertos por hambre y frío al norte de China, meses después de la fecha del término de la guerra.
Con frecuencia me acuerdo del primer juguete de mi vida que recibí en mi séptimo cumpleaños, y que fue una red para pescar peces en el lago y los ríos. A mí no me gustó nada de nada esa red, porque estaba hecha con mis viejos calzoncillo cortos…
-¡No puedo salir a pescar con mis amigos con esta mierda! -me quejé.
Mis padres y hermanos me respondieron:
-¡No te quejes! No tenemos nada!
Poco a poco aprendí, en mi infancia, con el transcurso del tiempo, que, tal vez, la miseria era atribuible a la guerra.Y poco a poco empecé a reflexionar dentro de mí acerca de lo que era guerra y paz.
¿Por qué y para qué murió tanta gente?
¿Por qué mis padres no podían comprar esas cosas tan necesarias?
¿La guerra fue inevitable?
Durante años, sufrí, por la búsqueda de la verdadera paz.
¿Tú, Paz, eres solamente una ilusión?
¿Dónde estás tú?
¿Cómo logramos la paz para siempre?
Tampoco tenía claro que el Artículo 9 de la Constitución de Japón (conocida como la Constitución de la Paz), fuese suficiente, porque no me explicaba de dónde, entonces, nacían las guerras.
Mientras tanto, un día, y sin razón particular, leyendo uno de los suplementos de una revista, sentado en la antesala de mi dentista, sentí de repente, como una bomba caía sobre mi cabeza, casi en el sentido literal. Ese documento, que tanto había ansiado y buscado, estaba escrito, ahí, corto y claro:
“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz…”
¡CLARO! Era una cita del preámbulo de la Constitución de UNESCO.
A mí me pareció admirable. Ojalá que cualquier mente humana la conociera y que nadie ni nada la ignorase. No existe guerra buena. Definitivamente.
No obstante, sigue habiendo conflictos armados, con armas cada vez más potentes, efectivas y sucias. Matan a niños, viejos e inocentes, bajo el pretexto de la defensa propia y de la justicia.
Como ejemplo, el gobierno de China ha manifestado hoy mismo -4 de marzo de 2017- que subirá este año el gasto de defensa de su país en un 7% respecto al año anterior, para que no se incline la balanza de fuerzas a favor de su homólogo, Estados Unidos.
Hay suficientes armas químicas en el mundo, nucleares, bacteriológicas y demás, que se venden cada vez más en el mercado. A mí esto me parece de dementes, sin embargo, no sería así si todos los hombres estuvieran obligados a intentar perseguir la paz. No hay espacio en la Tierra que esté fuera del alcance de un simple fusil. Una bala cuesta de entre 5 y 10 euros, pues ese ha sido el precio de la vida de muchos hombres.
Me he deseado a mí mismo, un mundo con paz durante los primeros 25 años que estuve en Japón, lo he hecho los 23 años que estuve en Suecia, y los últimos 22 años lo he hecho aquí, en esta bella isla,
¡¡GRAN CANARIA!!
No sé hasta cuando, pero, como mínimo, así lo desearé hasta el último día.
Voces del mundo #18 (Alemania)
Por Janna Da
¿Por qué estoy aquí? Cuando alguien me hace esta pregunta suelo responder: “Es que tengo un proyecto pequeñito que es buscar y encontrar una isla en la que querría vivir. Y también, ¡para aprender el español porque me parece una lengua muy bonita!”
Aunque lo susodicho no es mentira, otra verdad es que soy adicta al cambio. Por un lado, no me gusta desarrollar una rutina. Por otro lado, soy curiosísima sobre cómo la gente vive su vida en otros países y entornos.
Muchas veces estuve/estoy sorprendida por la paciencia de la gente. Los camareros que no se enfadan conmigo por preguntar por quinta vez qué lleva la tortilla. Los dependientes en las varias tiendas que siempre tienen tiempo para charlar un poquito. El chico que, para aprender el alemán, queda mucho conmigo pero lo único que hablamos es el español porque piensa que, viviendo aquí, para mí es más importante aprender el español. Los dueños de los varios bares y cafeterías en las aldeas de montaña a los que les encanta contar unas historias de la región. Los chicos en el Carnaval que en vez de bailar como locos con sus amigos se bajan a mi nivel de la lengua y hablan conmigo sobre cosas interesantísimas. Por supuesto, bailamos y bebimos juntos también, era el Carnaval, ¿no?
De buena gana la gente me ayuda. ¡Y todo esto, aunque las Canarias son unas islas muy turísticas y los habitantes están rodeados de extranjeros casi todo el año! ¡Los canarios verdaderamente me impresionan!
Pero a pesar de que la gente es tan simpática y abierta otra vez en mi vida estoy me estoy dando cuenta de que para formar parte de una comunidad es imprescindible verdaderamente saber la lengua. Por eso voy a volver para aprender más sobre ellos y de ellos y para conocer todo lo que aún no he encontrado. Como la comunidad alternativa.
Con respecto a mí misma: no he progresado mucho. Todavía no sé qué prefiero: vivir en el campo o en una ciudad. Vivir en Alemania o en otro país. Vivir en una isla en donde hace sol o en una isla que está menos poblada porque ahí llueve mucho. Pero lo que sé por cierto es que me encanta la lluvia más de lo que ya sabía, que echo en falta los grandes árboles de hoja caduca y que necesito estar rodeada de gente amable que me inspira.
Voces del mundo #17 (China)
Hola, amigos y amigas, permítanme que me presente. Me llamo Yue, tengo 37 años, soy ama de casa y llevo en Gran Canaria seis años ya. He venido a Gran Canaria por el motivo del trabajo de mi marido, él trabaja en una empresa China que vende mariscos. Tenemos un hijo que tiene cuatro años, es un chico muy travieso y listo. Ahora está estudiando en el colegio Nuestra Señora del Carmen. Cuando lo llevaba al cole al principio siempre me decía “Mamá, recógeme pronto, ¿vale?” Esta es mi familia.
Por otra parte, me gusta tanto de esta ciudad, aunque la ciudad es un poco vieja y aburrida, siempre hace buen tiempo, y la gente es muy maja. Yo soy una extranjera en esta ciudad pero me siento feliz y con suerte desde que he encontrado a mi vecina Sonia. Ella es una persona cariñosa y cálida, siempre nos invita a comer en su casa, el año pasado celebramos la fiesta de Navidad, estuvimos cantando, bailando, bebiendo… fue muy agradable.
También me causó mucha impresión la fiesta de la gran cabalgata del Carnaval. Es un espectáculo, muchísimas personas han tomado parte en la gran cabalgata, están maquillados y disfrazados en la calle. Este año mi hijo se disfrazó de Spiderman, le encantan los super héroes. La fiesta siempre es alegría.
La vida es buena y dura, ojalá mi hijo tenga buena salud y termine su carrera en el futuro, y mi marido y yo cuando tengamos 70 años pudiéramos viajar por todo el mundo. Ese es mi sueño. Pero primero tengo que estudiar mucho el idioma español, quisiera sacar el carné de conducir, aunque es un poco difícil para mí ahora, voy a hacer esfuerzos. Eso es todo.
Voces del mundo #16 (Italia)
Por A.M
Hola, vivo en Las Palmas de Gran Canaria desde hace cuatro meses, tengo 52 años y soy italiano, de Milán. Estoy aquí con mi madre, jubilada de 78 años, cansada de los políticos que no saben hacer política y de los largos inviernos de la Italia del norte.
Después de una breve visita que yo hice el septiembre pasado, decidimos venir aquí para pasar el invierno. En enero mi madre decidió que quería vivir aquí.
Así que, aunque dejar definitivamente el país donde has vivido todos los años de tu vida no es nunca algo agradable, especialmente a los 78 años, ella tuvo, de todos modos, el coraje de salir.

¡Yo me enamoré de esta isla desde el primer día!
Desde siempre me encanta la naturaleza, el sol, el mar, la montaña y no me gusta el frío. Y aquí hay de todo. La mayoría de las personas son muy alegres y amables. Bueno, la fase de adaptación no está todavía acabada, incluso ha habido momentos difíciles. Además no existe el lugar perfecto. Pero creo que esta isla puede ser un óptimo compromiso para vivir el resto de la vida, en armonía con el hábitat, la gente y también con uno mismo.

Me quedé aquí con mi madre y me ocupé de todos los documentos para la trasferencia de la residencia, la pensión, la tarjeta sanitaria. Ha sido bastante laborioso y estresante. Sin embargo, estoy satisfecho por haber hecho todo por mi cuenta.
Yo soy electricista y desde hace 22 años trabajo como técnico y programador de las luces en el entorno del espectáculo, especialmente en los teatros. Mi sueño es trabajar en Las Palmas de Gran Canaria en un teatro. Visité el Teatro Pérez Galdós y fue amor a primera vista.

En Italia yo estaba mirando el país en el cual nací, desarrollándose muy rápidamente como casi todos los países, pero de una manera que no me gustaba, además con la sensación de que quien habría debido ser aquel que tenía el deber de tutelarme y favorecerme, en la realidad era un gobierno “enemigo”.
Ahora voy a la EOI de lunes a jueves, estudio todos los días, leo libros y veo películas en el idioma español porque quiero aprender rápidamente. Ya estoy buscando cualquier tipo de trabajo puesto que no quiero aprovecharme demasiado de la generosidad de mi madre y necesito un alojamiento y, a lo mejor, una novia española.
Voces del mundo #15 (Francia)
Por Jean-Charles Vuattoux
En 2004, después de trabajar para la ONU en África durante cuatro años, obtuve un puesto en El Aaiún, en el Sahara Occidental por la MINURSO. Al mes de instalarme en la misión, me surgió una hernia discal súbita que me dejó paralizado de la pierna derecha. El médico del hospital de El Aaiún pidió una evacuación sanitaria a Ginebra, (ciudad Suiza que hace frontera con Francia donde nací). Esperé tres días en una cama bajo la morfina, mientras Nueva York tramitaba el papeleo. El día de mi vuelo, hubo huelga de RAM (Royal Air Maroc), la única compañía que volaba vía Casablanca a Ginebra. Por la emergencia de la situación, y por la necesidad de operarme rápidamente para no dejarme de por vida con una pierna paralizada, el jefe de la misión decidió enviarme en avión de carga a Las Palmas.
Llegué un domingo por la tarde al aeropuerto de Las Palmas en un Antonov militar con dos pilotos rusos y tres acompañantes coreanos. Una ambulancia nos esperaba en la pista. Me acuerdo del trayecto hasta la clínica Santa Catalina, con los tres cascos azules coreanos sacando fotos de los equipamientos de la ambulancia y pidiendo explicaciones al enfermero mientras yo deseaba acabar con esa pesadilla. Por fin llegué a la Clínica Santa Catalina y me dejaron solo. (No hablaba ni una sola palabra de español).
La semana anterior había conocido a un hombre canario vía una página de contacto. Al volver, me puse en contacto con él para pedirle ayuda. Me enamoré del hombre y de su isla, y trece años después todavía estoy aquí.
He encontrado mi segunda tierra en Canarias. Como para la mayoría de la gente del norte de Europa, el clima es una atracción evidente. Pero, más que eso, la ubicación del Archipiélago, la variedad de sus islas, y de sus habitantes fue y es para mí un interés sin duda. Después de mi experiencia en África, no me veía volviendo a Europa, y encontré en Las Palmas lo que necesitaba. Una ciudad bien comunicada, europea (con su estabilidad y seguridad) con oferta cultural, una calidad de vida en el día a día. El lujo de tener un playa urbana adonde se puede ir casi todos los días del año.
Quizás la mayoría de los visitantes se van con la imagen de playa, sol, aloe vera y salsa mojo en la maleta para hacer papas arrugadas a los amigos a la vuelta. Pero detrás de este escaparate, hay mucho más. Una diversidad cultural por el cosmopolitismo de su población, pintura, literatura, cine: Arte en general que “produce “ esta tierra. Una mezcla de Europa y Sudamérica, con también una influencia africana. Todas esta características hacen de Canarias un lugar único.
El destino me trajo aquí sin que yo nunca hubiera sospechado decidir hacer de Las Palmas mi casa.
El paraíso no existe pero cada uno intenta buscar un sitio donde vivir que le conviene.
Creo que Las Palmas no es una ciudad que enseña todo a primera vista, hay que investigar y descubrir. Cada barrio tiene su pequeño rincón, pienso ahora mismo en San Cristóbal, que está casi dentro de la ciudad y que tiene un entorno tan diferente.
Lo que siempre me sorprende de Canarias es la presencia todavía de sus tradiciones. Una mezcla de gente de muchas condiciones sociales distintas participan en todos los actos sociales, la gente va de Carnaval, después de Semana Santa, participa en la Romería de su barrio, van a las fiestas locales. Nunca he visto tanta gente en la iglesia. Viniendo de Francia no estoy acostumbrado a esta mezcla. Me doy cuenta de que los españoles son muy abiertos y tolerantes, quizás porque han conocido una dictadura, (bueno, siempre hay una parte de la sociedad que se queda al margen, como el Opus Dei).
Los cambios hasta deseados nunca son fáciles. Sabe uno lo que pierde y no sabe lo que va a “ganar”. En mi caso, no solamente fue cambiar de país, aprender un nueva idioma, sino también empezar de cero en una nueva profesión. Fueron muchos cambios a la vez pero no me arrepiento de mis decisiones. Tuve la suerte de estar acogido por una familia canaria muy cariñosa y abierta que me apoyó en todo momento.
Eligir es renunciar. Cada uno decide cuáles son sus prioridades en la vida. Yo he elegido tener tiempo y ganar menos dinero.
Cada historia es única, cada extranjero que llega aquí tiene una razón, una obligación o una motivación. Yo no tenía ningún plan y mi problema de salud me abrió un futuro que nunca habría imaginado. Un cambio de vida radical. El destino también, porque sin la huelga de RAM me habría ido a Ginebra a operarme y, después de tres meses de baja, me habría incorporado otra vez a mi trabajo en El Aaiún con la idea de conseguir un puesto con la ONU en Ginebra.
La historia no fue así…, de momento estoy aquí y feliz pero quizás lo que creo hoy como mi destino final es solamente una etapa más de mi vida…, eso el futuro lo dirá.
Voces del mundo #14 (Eslovaquia)
Por Mirka Fejova
Toda persona tiene derecho a elegir un lugar para vivir. Tenemos una sola vida y hay que vivir lo mejor que podemos, realmente vivir nuestra vida. No vivir una vida llena de palabras, del tipo “un día voy a ser rico”, “algún día compraré una casa junto al mar”, “algún día aprenderé a bailar”… Sólo tenemos el aquí y ahora. El momento presente es valioso. Ahora tenemos la oportunidad de decidir cómo queremos la vida. Por eso he elegido las Islas Canarias.
No me gusta la gente limitada y demasiado crítica, de mentalidad cerrada y me encanta el mar y la naturaleza. Por eso he elegido Las Palmas. Eslovaquia tiene la naturaleza que podría competir, pero lo que le falta es un clima más estable.
Lo primero que hice fue buscar un apartamento en la capital. Tuve unos problemas insoportables. En Eslovaquia habría alquilado cuatro apartamentos en el tiempo que tardé en encontrar uno aquí. Tengo una pregunta que todavía sigue sin respuesta: ¿Por qué las personas viven en condiciones tan terribles aquí? Los apartamentos normales suelen estar en peores condiciones que los de las personas más desfavorecidas y excluidas socialmente en Eslovaquia.
Mis expectativas de la vida aquí eran grandes y, como siempre, al principio no se ve el lado negativo. En general, puedo decir que todo bien, pero hay grandes diferencias con mis país, y cosas positivas y negativas:
Negativas:
-Aire sucio
-La gente gorda (me dan pena los niños, especialmente): lógicamente se necesitan muchos hospitales por eso.
-Falta de cultura alimentaria:cuando voy a comer fuera, no hay casi nada.
-La vida es cara.
-Mentalidad cerrada, también como en mi país.
Positivas:
-Los conductores respetan los pasos de peatones (en mi país casi nunca lo hacen).
-Paz en la naturaleza, el paisaje hermoso.
-Ingeniería fantástica de las carreteras en la montaňa.
-Pueblos antiguos bien conservados y originales (Tejeda, Guayadeque…)
-Facilidad de acceso a una mayor variedad de frutas y verduras, aunque no están tan frescas como deberían.
-La gente que he encontrado es muy amable y me divierte.
En definitiva, me gusta vivir aquí, somos felices y permaneceremos aquí para vivir, por supuesto.
Voces del mundo #13 (Alemania)
Por MCMG
De pequeña he tomado a mi tío por modelo. Dominando cinco idiomas de forma perfecta siempre me parecía muy impresionante y ejemplar. Pero como era una niña un poco caprichosa un día me dijo: ¡Muchacha, ponte a aprender al menos seis idiomas!
Y aquí estoy en mi año libre entre bachillerato y universidad: en Las Palmas de Gran Canaria, la isla de la eterna primavera, un año en el paraíso de los turistas y sobre todo un año para aprender un nuevo idioma. Pensando en eso solo se me ocurren dos palabras: ¡Me encanta! No podría estar más de acuerdo con Federico Fellini, que dijo: ¡Cada idioma es un modo distinto de ver la vida! Es un idioma tan rico y desafiante que a veces prefiero quedarme en el Norte de Gran Canaria que tomar el sol en el Sur para evitar a los turistas hablando alemán o inglés.
En comparación con mi vida en Alemania mi vida aquí en Las Palmas es completamente diferente. Estoy aquí como Au Pair, viviendo con una familia española y trabajando como niñera de dos chicos. No solo estoy muy agradecida por todo lo que me ha ofrecido la familia, sobre todo dándome la oportunidad de aprender español, sino también a toda la gente canaria que me ha ayudado sin interrupción una vez que los prejuicios (pelo rubio —> ¡Dios mío, otra chica de Alemania/Finlandia/Noruega que no sabe ni una palabra española y que seguramente empezará a hablar en un inglés muy rápido preguntando por algo muy difícil por ejemplo un café con leche y un trozo de pizza) quedaron superados, prejuicios que yo no les reprocho. Hasta ahora he tenido varias experiencias negativas con turistas, pidiendo algo con poca paciencia y luego insultando a los empleados sobrecargados en las tiendas, panaderías e incluso en la EOI. Me parece raro que en una isla tan turística mucha gente no sepa hablar al menos inglés, pero eso no disculpa para nada el comportamiento repugnante de algunos turistas.
Quizás sería más fácil si viviésemos en un mundo monolingüe, pero de verdad: ¿dónde estaría la diversión en este mundo? ¡Mi pobre tío! Yo por mi parte me aburriría muchísimo. Por eso seguro que no pararé de soñar en dominar al menos seis idiomas pensando en lo que dijo Mahatma Gandhi: «Aprende como si fueras a vivir siempre».