Voces del mundo #15 (Francia)

Por Jean-Charles Vuattoux

En 2004, después de trabajar para la ONU en África durante cuatro años, obtuve un puesto en El Aaiún, en el Sahara Occidental por la MINURSO. Al mes de instalarme en la misión, me surgió una hernia discal súbita que me dejó paralizado de la pierna derecha. El médico del hospital de El Aaiún pidió una evacuación sanitaria a Ginebra, (ciudad Suiza que hace frontera con Francia donde nací). Esperé tres días en una cama bajo la morfina, mientras Nueva York tramitaba el papeleo. El día de mi vuelo, hubo huelga de RAM (Royal Air Maroc), la única compañía que volaba vía Casablanca a Ginebra. Por la emergencia de la situación, y por la necesidad de operarme rápidamente para no dejarme de por vida con una pierna paralizada, el jefe de la misión decidió enviarme en avión de carga a Las Palmas.

Llegué un domingo por la tarde al aeropuerto de Las Palmas en un Antonov militar con dos pilotos rusos y tres acompañantes coreanos. Una ambulancia nos esperaba en la pista. Me acuerdo del trayecto hasta la clínica Santa Catalina, con los tres cascos azules coreanos sacando fotos de los equipamientos de la ambulancia y pidiendo explicaciones al enfermero mientras yo deseaba acabar con esa pesadilla. Por fin llegué a la Clínica Santa Catalina y me dejaron solo. (No hablaba ni una sola palabra de español).

La semana anterior había conocido a un hombre canario vía una página de contacto. Al volver, me puse en contacto con él para pedirle ayuda. Me enamoré del hombre y de su isla, y trece años después todavía estoy aquí.

He encontrado mi segunda tierra en Canarias. Como para la mayoría de la gente del norte de Europa, el clima es una atracción evidente. Pero, más que eso, la ubicación del Archipiélago, la variedad de sus islas, y de sus habitantes fue y es para mí un interés sin duda. Después de mi experiencia en África, no me veía volviendo a Europa, y encontré en Las Palmas lo que necesitaba. Una ciudad bien comunicada, europea (con su estabilidad y seguridad) con oferta cultural, una calidad de vida en el día a día. El lujo de tener un playa urbana adonde se puede ir casi todos los días del año.

Quizás la mayoría de los visitantes se van con la imagen de playa, sol, aloe vera y salsa mojo en la maleta para hacer papas arrugadas a los amigos a la vuelta. Pero detrás de este escaparate, hay mucho más. Una diversidad cultural por el cosmopolitismo de su población, pintura, literatura, cine: Arte en general que “produce “ esta tierra. Una mezcla de Europa y Sudamérica, con también una influencia africana. Todas esta características hacen de Canarias un lugar único.

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El destino me trajo aquí sin que yo nunca hubiera sospechado decidir hacer de Las Palmas mi casa.

El paraíso no existe pero cada uno intenta buscar un sitio donde vivir que le conviene.

Creo que Las Palmas no es una ciudad que enseña todo a primera vista, hay que investigar y descubrir. Cada barrio tiene su pequeño rincón, pienso ahora mismo en San Cristóbal, que está casi dentro de la ciudad y que tiene un entorno tan diferente.

Lo que siempre me sorprende de Canarias es la presencia todavía de sus tradiciones. Una mezcla de gente de muchas condiciones sociales distintas participan en todos los actos sociales, la gente va de Carnaval, después de Semana Santa, participa en la Romería de su barrio, van a las fiestas locales. Nunca he visto tanta gente en la iglesia. Viniendo de Francia no estoy acostumbrado a esta mezcla. Me doy cuenta de que los españoles son muy abiertos y tolerantes, quizás porque han conocido una dictadura, (bueno, siempre hay una parte de la sociedad que se queda al margen, como el Opus Dei).

Los cambios hasta deseados nunca son fáciles. Sabe uno lo que pierde y no sabe lo que va a “ganar”. En mi caso, no solamente fue cambiar de país, aprender un nueva idioma, sino también empezar de cero en una nueva profesión. Fueron muchos cambios a la vez pero no me arrepiento de mis decisiones. Tuve la suerte de estar acogido por una familia canaria muy cariñosa y abierta que me apoyó en todo momento.

Eligir es renunciar. Cada uno decide cuáles son sus prioridades en la vida. Yo he elegido tener tiempo y ganar menos dinero.

Cada historia es única, cada extranjero que llega aquí tiene una razón, una obligación o una motivación. Yo no tenía ningún plan y mi problema de salud me abrió un futuro que nunca habría imaginado. Un cambio de vida radical. El destino también, porque sin la huelga de RAM me habría ido a Ginebra a operarme y, después de tres meses de baja, me habría incorporado otra vez a mi trabajo en El Aaiún con la idea de conseguir un puesto con la ONU en Ginebra.

La historia no fue así…, de momento estoy aquí y feliz pero quizás lo que creo hoy como mi destino final es solamente una etapa más de mi vida…, eso el futuro lo dirá.

Un comentario sobre “Voces del mundo #15 (Francia)

  1. Una historia realmente apasionante.
    ¡Todo un ejemplo de positividad y aceptación!
    ¡Te agradezco que compartas tu historia!
    ¡Gracias!
    K.Cristina

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