Por Primislao
Pensando en mi patria me siento bien y cómodo por tenerla y poder disfrutarla.
«Ella» me da el calor que siempre he buscado, me da el sol que siempre me ha faltado.
Observándola sé que nos llevamos bien aunque no sea perfecta.
A veces la encuentro muy triste por la gente que no sabe cuidarla. Se vuelve como loca con su viento de calima. Aunque está rodeada por el océano, carece del agua del cielo. Y si ya viene la lluvia disfrutamos juntos la limpieza de dios.
Esto es lo que le falta: la pura limpieza, limpieza de sus calles y de sus plantas y playas. Me gustaría que todo el mundo fuera consciente de que su belleza depende también de nosotros mismos. Me gustaría que toda la gente supiera cuidarla como a sus mascotas.
Aunque tiene muchos años con su sol y sombra y sus canteras, siempre me parece bonita.
Así es mi patria.