Ciudad mágica, patria de románticos, artistas y cazadores del chakra en el castillo Wawel y, por otro lado, destino de peregrinación de monjes y monjas de toda Europa, ciudad conservadora del Papa Juan Pablo II y con el número de iglesias más alto de, al menos, Polonia.
«Parque de atracciones” para adultos, en su tiempo anunciado como el mejor sitio para organizar las despedidas de solteros/solteras, centro que nunca duerme, siempre está de fiesta y por otro lado es donde empezó el crimen contra la humanidad más grande en esta parte del mundo: el Holocausto, cuyo museo cada año atrae a miles de personas de todo el mundo. Capital antigua de Polonia y reino de reyes, no solo polacos, con el centro más accesible y pequeño de todas las aglomeraciones grandes que conozco.
Y, por último, uno de los sitios con la contaminación del aire en invierno más grave en Europa, a la vez que urbe verde, con numerosos parques y áreas recreativas, bosques y lagos preciosos en la misma ciudad, más Tatra, montañas a tiro de piedra.
Todo esto es mi ciudad, sitio de muchos contrastes y sorpresas, sacrum y profanum, Cracovia.