Mi ciudad: Coburg o Coburgo

Se ganó esa “o” latina al final de su nombre en su gran pasado de Ducado Sajonia-Coburgo. Luego, cuando ya no había Ducados, o sea, en los pocos años del Imperio de los Mil Años, su historia se volvió más fea. En la actualidad Coburg tiene una presencia mediocre y ya nadie habla mucho de ella.

Coburgo

Sin embargo, entre su ciudadanía, se ha conservado cierto orgullo de ser coburgense. Es decir, de pertenecer a una especie exclusiva que vive alrededor del castillo medieval donde el propio Lutero esperaba y observaba los acontecimientos del Concilio de Augsburgo, que mira piezas en su teatro del renacimiento, que va a misa o a un concierto de Bach en su iglesia protestante con una torre y media, que come su famosa salchicha asada en el mercado adoquinado, que disfruta mucho de su entorno de colinas verdes y bosques frondosos. Un día volveré, no me queda otra. No quiero morir en otro lugar.

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