Capital de la región de Emilia-Romaña, con una población de alrededor de 400.000 habitantes, se la conoce como Bolonia la docta, la gorda y la roja. Docta, por ser la ciudad de Italia con la universidad más antigua, que data del siglo X. Esta urbe de alto nivel cultural tiene una buena cocina, de ahí lo de gorda; y roja, por el reflejo de los ladrillos con los cuales fueron construidos los palacios en Edad Media, aunque últimamente el color rojo quiere reflejar a las Ducati Lamborghini y Ferrari que tienen sede en la región.
En la antigüedad la apodaban “la ciudad de las cien torres” aunque hoy quedan solamente unas pocas. Las Dos Torres, la Plaza Mayor, la fuente de Neptuno y San Luca son los lugares más famosos de Bolonia desde el punto de vista artístico-cultural y con gran atractivo turístico. La más importante arquitectónicamente es La Torre degli Asinelli, siendo esta una de las pocas que perduran, de casi 98 metros de altura, con 498 escalones, desde la cual en un día claro, se pueden divisar hasta Verona, las Dolomitas y los Apeninos toscanos.
Acunada por las verdes colinas por un lado y con la llanura padana como horizonte, Bolonia mantiene un aura sobria y elegante al mismo tiempo; con sus pórticos y sus muros medievales, combina lo moderno con lo antiguo sin ningún brusco corte arquitectónico. Con un área metropolitana llena de pequeñas calles antiguas, donde se pueden todavía encontrar tiendas y negocios familiares, esta gran Villa ofrece numerosos restaurantes especializados en la dieta mediterránea, sobre todo, en la elaboración del plato típico de la ciudad, las tagliatelle al ragú (salsa boloñesa) y tortellini en caldo (sopa). También es típico acompañar estos platos de pasta con una buena copa de vino Sangiovese, cuyas uvas se cultivan en las colinas cercanas, donde se eleva la Basílica de San Luca.