Ulm es una ciudad multicultural, con unos 125 000 habitantes, que se encuentra en el sur de Alemania, más concretamente, en el precioso estado de Baden-Württemberg. El río Danubio separa Ulm de la parte nueva de la urbe, llamada Neu-Ulm (Nueva Ulm), que, curiosamente, pertenece al estado de Baviera.
He de decir que nunca he vivido en Ulm, aunque me habría gustado vivir allí. Sin embargo, nunca me mudé del pueblo donde vivía por razones de trabajo. Como Ulm no está tan lejos de mi casa, y dispone de muy buenas infraestructuras, se puede llegar cómodamente en unos 50 minutos en coche por la carretera general. Además, la urbe ofrece todo lo que uno espera de una gran ciudad. Por un lado, se puede disfrutar de varias ofertas culturales, centros comerciales, actividades para el tiempo libre y zonas verdes para pasear. Por otro lado, Ulm dispone de una impresionante estación de tren y tiene conexión con dos autopistas y cuatro carreteras generales.
Lo que más me impresiona de la ciudad es un monumento muy conocido, la Catedral de Ulm. Es una iglesia protestante de arquitectura gótica que tiene la torre de iglesia más alta del mundo. Como tiene una altura de 161,53 metros, ya destaca desde lejos. En la amplia plaza delante de la catedral tienen lugar varios eventos durante el año, como, por ejemplo, conciertos, espectáculos de cine o teatro y, sobre todo, hay varios mercadillos. Con respecto a ellos, el mercadillo de Navidad es, indudablemente, él que más me entusiasma, y cuando hay nieve, el escenario en la plaza se convierte en un sitio maravilloso y mágico, como si estuviéramos en un cuento.
El barrio que a mí, personalmente, me encanta es el Fischerviertel (Barrio de los Pescadores).Si uno visita esta ciudad, y no da un paseo por esta zona, no sabe lo que se pierde. Recorriendo el Fischerviertel a pie por todos sus callejones preciosos y todos sus puentes pequeños se puede disfrutar del encanto que tiene el barrio. El camino te conduce por varias casas de paredes con entramados, pequeños jardines, un molino de agua antiguo y, desde luego, por varias tiendas y restaurantes que te ofrecen productos y comida típica de la zona.
Por lo tanto, he de reconocer que Ulm se ha convertido en mi ciudad preferida. Cuando viajo a Alemania, siempre me tomo tiempo para visitarla. Si yo tuviera que elegir un lugar en Alemania donde vivir, optaría por Ulm, no me cabe la menor duda.