Mesina, mi ciudad, es conocida como la puerta de Sicilia, por su ubicación estratégica entre las costas calabreses y siciliana, en el homónimo estrecho. Mesina atesora una larga historia debido a la importancia que tuvo durante varios siglos su puerto comercial. Por allí pasaron griegos, árabes, romanos, normandos y españoles, cada uno dejando huellas en la arquitectura, en la gastronomía, en el idioma y en la gente.
Desgraciadamente, lo que queda de la historia de mi ciudad es mucho menos que lo de las otras provincias sicilianas porque en diciembre de 1908 ochenta mil mesineses murieron durante el terremoto y consecuente tsunami que además destruyeron casi completamente el patrimonio histórico de la ciudad del estrecho. Desde aquél momento ya nada ha sido lo mismo en una ciudad que todavía hoy es huérfana de sí misma, pero que sigue guardando en algunos rincones el esplendor antiguo de la ciudad de mar, dinámica y cosmopolita que fue durante muchos años.