Por Chiara Nardi
Con muchos meses de retraso con respecto a la fecha establecida, finalmente en julio abrió esta pintoresca pizzería en Guanarteme, y puedo afirmar que valió la pena ser una de las primeras clientes.
El pizzero principal, Antonio, que es también uno de los propietarios, era uno de los socios de “El secreto de Pulcinella”. Entonces, quien haya comido alguna vez allá, ya podrá imaginarse el nivel de la pizza. No obstante, esta no es la única especialidad.
La primera particularidad que enseguida llama la atención, entrando en el comedor, es un gran árbol en el centro; debajo de sus ramas están colocadas todas las mesas rústicas, de madera, de estilo vintage. Esto crea un efecto muy agradable, y da la sensación de estar al abierto, en una de las tabernas típicas de la costa de Sorrento. El horno de leña y la cocina están separados del salón solo por una gran cristalera, con lo cual, claramente, se puede ver todo lo que los pizzeros y los cocineros están haciendo.
La pizza es obviamente el plato principal; la masa es suave, bien trabajada y fermentada, y los ingredientes utilizados para aliñarla son todos de primera calidad. De todas formas, la carta ofrece también primeros, segundos y entrantes característicos de la costa de Campania. Para acompañar, se puede escoger entre varias cervezas y vinos, y, para terminar, los postres, todos frescos y sabrosos, merecen ser probados.
El trato del servicio es familiar, y se pueden personalizar las pizzas como se quiera, sin tener el temor de molestar a los camareros; muy probablemente Antonio vendrá a la mesa a interesarse por cómo está yendo la comida. Es un chico muy listo y amable, se le puede pedir cualquier información, ya sea sobre el restaurante, la pizza, la isla o su experiencia de vida, que es muy entretenida.
Puedo concluir, sin duda, recomendándola. Se encuentra en Calle Almansa, por lo que, para quemar las calorías de estos platos tan ricos, se puede dar un largo paseo por la cercana y sugestiva Playa de la Cícer.