Por Gloria Buzzi
El domingo pasado fui con mi familia a dar un paseo por Las Canteras y paramos para comer en nuestra pizzería favorita, Il Segreto di Pulcinella. Descubrimos este sitio hace un par de años y, desde entonces, cuando queremos una buena pizza, siempre vamos allí. Se encuentra a unos pasos de la Puntilla y, aunque el local sea bastante pequeño y no quepan más que 35 o 40 comensales, esperando un rato se puede comer también sin haber reservado.
El restaurante se asoma a una calle peatonal, donde hay una terraza con algunas mesas que, en mi opinión, son los mejores sitios porque dentro las sillas están muy pegadas, el espacio es muy estrecho y un poco incómodo cuando hay mucha gente.
Sin embargo, cuando entras vives la sensación de estar en un verdadero restaurante napolitano: las paredes están decoradas con imágenes partenopeas, hay un horno de leña a la vista y música italiana de los años 80 (a veces demasiado alta).
El servicio es rápido, a pesar de las pocas mesas hay muchos empleados tanto en sala como en cocina así que la espera no es muy larga. La pizza, cuya masa es fragante y ligera, representa el punto fuerte de este restaurante; no obstante, la carta ofrece una selección variada de platos preparados con pasta fresca, excelente pescado y quesos típicos campanos como la mozzarella de bufala.
Para terminar, es imprescindible saborear un buen postre casero, entre los que destacan la pastiera y el babá al ron, una suave delicia.
En definitiva, es un lugar sencillo, que quiere ofrecer a sus clientes una atmósfera relajada y una cocina que apunta a la autenticidad, sin buscar la innovación, sino una comida de calidad. Todo ello a un precio justo y más que razonable, sobretodo si se compara a otros falsos restaurantes italianos de la ciudad. Indudablemente, recomiendo este restaurante.