Gran Playa

Por Yuriko Ota

Hay un sitio al que me apetece ir algún mediodía para comer entre semana o bien el fin de semana; para comer sola o también con unos amigos para tomar algo y picar entre todos. El lugar que se llama “Gran Playa” y está en primera línea de Las Canteras.  Este sitio está siempre lleno de gente.
La cocina del restaurante no cierra durante todo el día así que el local abre para desayunar, comer, merendar y cenar, entre esas franjas horarias el local funciona como piscolabis.
El restaurante sirve los platos típicos de Gran Canaria y el resto de país, tales como papas arrugadas, pescado cocido, calamares saharianos, pimientos de padrón…
A parte de dichos platos típicos también ofrecen menú del día al mediodía  y
por la noche para cenar a un único precio, lo bueno de este menú es que se sirve los fines de semana igualmente, así que es ideal para una familia con niños, para parejas, amigos o para juntarse en un lugar familiar y simpático después de pasear por las Canteras, o simplemente a irse ahí directamente para comer cuando no tengamos ganas de cocinar, porque ahí sirven los platos de comida casera con un precio razonable y algunos son muy económicos, yo diría que podría comerse bien entre 10€ – 15€ por persona, así que el local permite comer bien a cualquier tipo de gente que se pasea por ahí.
El local es bastante pequeño con una zona de terraza y el personal muy dinámico y simpático con gran energía.
A mí me gusta mucho este restaurante y siempre se lo recomiendo a mis amigos y conocidos para que vayan o para juntarnos, pero hay ciertos consejos de mi parte a quien le interese ir ahí.
Hay que ir  sin prisa, sin nervio, con un poco de margen en tu mente, es decir no llegarse
con estado de muerta de hambre porque a veces te hacen esperar mucho si llegas a la hora justa de comer, pero vale la pena de esperar y calmarse hasta que te toque porque te llamarán tu número de papelito.
El restaurante tiene una palabra puesta en la pared diciendo que “Para comer bien, hay que saber esperar”, a veces es molesto que tengamos que esperar, sobre todo cuando tenemos mucha hambre o con mucha prisa pero tenemos que ser pacientes para conseguir una cosa buena que viene con alegría acompañada con una sonrisa.

Peccou de goa

Por Adriano Gilardone
El domingo mi mujer y yo fuimos al «Peccou de goa» un restaurante italiano, concretamente de Liguria. En Italia casi todos los restaurantes tienen comida de su propia región, o a veces de la misma ciudad, así que es impropio hablar de comida italiana y es mejor especificar la región.
La ubicación de esta pizzería está en pleno centro de la ciudad, en la calle Bernardo de la Torre. El sitio es pequeñito con apenas seis mesas, aunque hay una sala apartada poco usada que puede acoger hasta a quince clientes. Casi siempre hay poca gente a pesar del hecho de que la comida está superbuena.
La carta es variada e incluye, además de la pizza, pasta, carne y opciones veganas. La particularidad de este lugar es que todo es casero. Los ingredientes son de primera calidad y se nota la mano de un buen chef. Para los italianos es complicado comer en el extranjero porque no se fian tampoco de sus compatriotas. Somos un intransigentes en este sentido y comer para nosotros no es solo una necesitad sino un cosa más profunda, un estilo de vida. En cuaquier caso,  aquí se respira Italia y eso nos encanta.
Como entrantes pedimos una «Farinata», una típica focaccia ligure hecha con harina de garbanzos y aceite de oliva. Se puede también pedir con la variante al gorgonzola, un queso producido en Lombardia y Piemonte que puede ser dulce o picante. Como nosotros comemos pizza no nos hemos interesado por las pastas, pero también las aconsejo. La sirven en platos de terracota para saborear mejor el gusto.
La pizza que pedimos era de harina integral y con masa madre y eso para nosotros es lo más importante porque se digiere mejor. La pizza se suele dividir en dos macro categorías: la napolitana y la no napolitana. La primera es más pequeña y más alta con el borde suave y mucho más pesada que la segunda, cuya consistencia yo prefiero. Aquí la hacen no napolitana con masa crujiente y borde ni alto ni bajo. El tomate, la mozzarella y el aceite, que son los ingredientes más importantes, son muy buenos. Yo pedí una con prosciutto crudo de Parma, un jamón más dulce y suave que el jamón serrano.
Para beber tienen varias etiquetas de vino y de cervezas italianas y canarias. Al final terminamos con un postre: el tiramisú. No era de una forma espectacular pero estaba bueno.
En general, fue una buena experiencia porque los chicos, una pareja, son muy amables. Una cocina de verdad italiana y es por eso que dos o tres veces al mes visitamos este lugar.