Por Chiara Nardi
Es muy delgado, moreno, no es feo, tampoco guapo, y está orgulloso de sus orígenes árabes. Esa delgadez, unida a su manera de hablar en voz bastante baja, le da un aspecto inocente, de una persona en la que se puede confiar. Trabaja con los animales, perros, arañas y reptiles, y le dice a todo el mundo que los ama; sin embargo, aunque yo llevo muchos meses ayudándolo en una perrera, todavía no podría afirmar si los ama de verdad, o si principalmente actúa por su propia conveniencia. Va diciendo que lee mucho, pero no creo que quiera hacer suyos los conceptos más profundos con los que se encuentra. Ama la música, cosas muy modernas principalmente, que le gusta poner a quien esté en el coche con él.
No puede evitar llegar tarde, y dejar a la gente esperándolo, creo que esto es debido a su inmenso amor propio. Su lado oculto lo descubrí solo poco a poco, sobre todo gracias al cuento de una conocida mutua: es un gran mujeriego, y todo ocupa un segundo plano con respecto a su objetivo principal. Claramente, para conseguir lo que quiere, no ahorra en mentiras, y no tiene reparos en incumplir su palabra. Le encanta estar sumergido en la naturaleza, y la de Canarias no le basta; su sueño es mudarse a Costa Rica y gestionar un hospital para animales. Un sueño muy noble, útil también para una sucia finalidad… De hecho, le viene muy bien como excusa para poner fin a sus relaciones.