Por Mariana R. Él es mi amigo, al que ahora investigo. Ovalada es su cara, no tiene ninguna tara. De manera más concisa, siempre tiene una sonrisa. Su tez es de caramelo, en la lengua ni un pelo, ni en la cabeza, y no conoce la pereza. Su sangre tiene, más que la mía, gran cantidad de alegría, muchas fiestas, romerías. Será por culpa de su apretado pantalón, que le salió el corazón, así le ves su alma, la lleva siempre en la palma.