Por Andrew Stephens
PRIMEROS RECUERDOS
Medio dormido… Bajando la escalera por la mañana, con mi madre. En la mesa de la cocina veo un enorme plato de almejas -vivas, en movimiento-, intentando escapar de su destino. ¡Qué fascinante!
¡A la playa! Hago un castillo de arena amarilla con mis hermanos, pongo una bandera de papel en la torre… y me caigo encima. ¡Qué vergüenza! ¡Qué placer!
Más tarde… Mirando la puesta de sol, de repente, en la distancia avisto decenas de personas flotando en el cielo, poco a poco bajando contra una luz de oro hacia el mar. ¿¡Qué raro!?
Saint-Michel-en-Grève, Bretaña, Francia, 1958.